miércoles, 24 de noviembre de 2010

Sin Tetas No Hay Paraíso

Sin tetas no hay paraíso. Al menos, eso es lo que ha debido de pensar la periodista Sara Carbonero, al decidir pasar por quirófano para aumentarse el pecho. Que pena.

No estoy criticando la cirugía plástica, quiero que eso quede claro desde el principio. Lo que quiero criticar, es nuestro modelo de vida. Sinceramente, aumentarse el pecho, como tal, como acto, me parece fenomenal y desde luego nada criticable. Las mujeres que siempre han gozado de generosos escotes, jamás entenderían el complejo de quien sencillamente y por decisión injusta de la madre naturaleza, no ha disfrutado de ellas…y del efecto que causan, por otra parte, en el género masculino. Pero sin embargo, y en este caso en particular, me da pena.

Nunca he entendido el fenómeno Sara Carbonero, y Dios sabe que lo he intentado. Este verano, en cada revista que ojeaba tirada en la piscina, ahí estaba ella. Preguntaba a mi novio y a sus amigos sobre la opinión que les despertaba la periodista, y sus expresiones no eran aptas para dejarlas por escrito. Y yo lo intentaba de nuevo, ojeaba otra revista, esta vez, de moda, y buscaba su magnetismo, esa característica que la hacía superior al resto de las mujeres.
Pero nada, sólo conseguía admitir que era una mujer bella, si, bellísima, de unos formidables y enigmáticos ojos que contrastaban con su tono de piel oscuro. Pronto llegaron sus robados en bikini, esplendida figura, desde luego, nada que objetar. Y ante tanto despliegue informativo, no quedaba más remedio que admitir, que era guapa, guapa a rabiar.

Pero si he de ser sincera, nunca ha despertado en mí, ni simpatía ni admiración. Y no es que yo le haya declarado la guerra a las mujeres guapas, en absoluto, de hecho, ayer mismo estuve viendo (¡¡por fin!!) la exposición de fotografía de Mario Testino en el Thyssem (Una vez mas…¡¡ir a verla por favor!!) y tuve la suerte de admirar, alguna de las mujeres más hermosas del mundo, portando con suma elegancia los vestidos más bonitos que hayas imaginado jamás o sencillamente desnudas, mostrando al mundo la mayor de las bellezas, el erotismo más elegante en estado puro. Daban envidia, pero sana, me despertaban admiración. Y ganas, muchas ganas de tener el teléfono de Mario Testino, para que con confianza, de tu a tu, me retratara tan estupenda como a esas hermosas mujeres, captadas y convertidas en arte para la posteridad.

De la exposición salí embelesada, eso no puedo negároslo, pero momentos antes de entrar, estaba seriamente preocupada. Hace semanas había leído un artículo, donde un periodista criticaba duramente la exposición por considerar que esas mujeres, “Las mujeres Testino”, no eran reales. Él no encontraba belleza tangible en ellas, eran… ¿Cómo decirlo? Demasiado perfectas. De tal forma, que aquel buen hombre, no podía identificarlas con aquellas mujeres reales, que habían despertado su admiración en la vida real por su carácter, templanza y manera de vivir: su madre, su hermana, su amante, su novia o esposa. No las encontraba reflejadas en ninguna de ellas. Y es que la perfección que destilan esas fotografías es inhumana. Abruma. Pero la clave, es que las fotografías de Mario Testino hay que tomárselas y disfrutarlas como lo que son, arte, arte mayúsculo, retocadas con photoshop, del mismo modo que los pintores, siempre han modelado con sus ágiles pinceladas, a las modelos que pintaban al óleo.

Lo que me ha llamado la atención del generoso aumento de pecho de la periodista, es la incomprensión que me provoca. Pero supongo que la presión nos llega a todas, incluso a ella, que sólo quería “ejercer el periodismo” y no desde luego, ser objetivo de los focos, ni protagonista, por supuesto, de campañas publicitarias. Pero no lo entiendo, ella, la mujer mas sexy de España, la novia perfecta, la amante soñada, la periodista deportiva ideal (no en vano los hombres disfrutan de su gran capacidad comunicativa, incluso con el “Mute” puesto en el televisor…), la mujer más rentable para protagonizar campañas publicitarias de este, casi ya agonizante, 2010… hasta ella, debe pasar por quirófano y adelgazar. Y eso, amigas mías, me da miedo. Porqué… y sólo pensarlo un segundo… ¿Porqué necesitaría ELLA retocarse algo? ¿No era perfecta ya de base? ¿No se lo parecía así a toda España, hombres incluidos? ¿Y si, la que resultaba ser la mujer idílica en realidad no lo era, por qué a la vista está que al parecer necesitaba acumular aun más perfección, que será de nosotras? ¿De nosotras que somos mujeres reales, con ojeras, con trabajo, con hambre, con unos pies que se quejan si les torturamos con tacones de 14 cm? ¿Qué se espera de nosotras?

Yo os diré la respuesta, de nosotras se espera todo. Lo leí hace poco en otro artículo y no puedo estar más de acuerdo. Se nos exige inteligencia, competitividad, que seamos modositas y atrevidas a la vez, que seamos guapas, altas, delgadas, con un pecho generoso, que nos arreglemos, que seamos estilosas pero sin perder la sensualidad, que seamos femeninas pero nos gusten cosas de hombres…la vida desde luego no es fácil para las mujeres normales. Pero creí, que las “perfectas”, las mujeres que viven ya en el Olimpo, estarían exentas de esos problemas, de esos complejos, de los comentarios malintencionados, de las presiones, de todo. Y resulta que no, que del aumento de pecho de Sara Carbonero sólo puedo sacar, lo que parece la mayor verdad que define al género femenino, y es que nuestras peores enemigas, somos nosotras mismas.

Sea, por lo que sea, que esta guapa mujer de moda, ha decidido aumentarse el pecho, no lo necesitaba, pero aún así, espero que lo haya hecho por sí misma, y no por contentar a los demás.

Quiero dedicarles este artículo a mis amigas, mujeres bellísimas donde las haya, que conservan su luz, aunque estén acatarradísimas o cansadísimas porque llevemos semanas haciendo un trabajo de investigación infernal...

¡¡Animo para lo que queda de semana!!

Mil Besitos. Ruth.

2 comentarios:

  1. Quiero escribir en esta nueva entrada de tu blog porque la verdad, me ha impresionado. Es una de las reflexiones más inteligentes que he leido en mucho tiempo. Yo añadiría que eso que le pasa a Carbonero, extrapolado al género femenino en particular, es adjudicable al ser humano en general, pues nuestro patetico inconformismo nos lleva a eso, a muchas veces ni si quiera querernos nosotros mismos; desear lo que vemos tras el escaparate y odiar lo que refleja el espejo. La "tendencia a" me ha acabado cansando, pues lo que ha conseguido enseñarme es que para lo único que ha servido es para crear seres impersonales que buscan lo que otros aborrecen o presumen de lo que otros ansían, y aún así, son felices dentro de su infelicidad. Que Sara Carbonero al igual que otras muchas sigan ese camino, que dentro de muy poco se dejará de hablar de ella y pasará al plano de lo desconocido, pues a mi parecer, en ciertos casos, la perfección es el principio de la autodestrucción.
    Sigue así con este blog, que me gusta!! Pero una nota: amplía el perímetro de tus recomendaciones, que hay mucho más a parte del Barrio de Salamanca!! ;)
    Muack Ruth!!

    Sergi**

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  2. Hooola!
    Muy buen post!!
    Estoy contigo...Sara es muy joven..yo tengo 31añitos y mi perspectiva es muy diferente!!
    Gran reflexion!!
    BSS

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